Oración con Poder

«Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto.» (Mateo 6:6)

¿Por qué algunas personas parecen experimentar a Dios de una manera tan profunda? Todo se relaciona con el tiempo que pasan en comunión con Él. No se trata de medir la eficacia de la oración por el reloj, sino de entender que conocer a Dios profundamente requiere un encuentro constante con Su presencia.

Pasar tiempo con Dios en quietud transforma nuestro corazón, nuestras actitudes y nuestra vida. Si nuestras oraciones carecen de poder, tal vez es porque nos acercamos a Dios de manera apresurada y superficial. La verdadera comunión con Él requiere un corazón dispuesto a permanecer en Su presencia, siendo moldeado y fortalecido por Su Espíritu.

Jesús nos dio el ejemplo perfecto. Antes de comenzar Su ministerio público, fue llevado al desierto, donde ayunó y oró. En ese tiempo, fue fortalecido por el Espíritu Santo, enfrentó las tentaciones del enemigo y salió victorioso, lleno del poder de Dios (Lucas 4:14). Si nuestro Salvador necesitó ese tiempo de preparación en soledad con el Padre, ¿cuánto más nosotros, Sus hijos, necesitamos buscarlo cada día?

Así como Moisés reflejaba la gloria de Dios después de estar en Su presencia, nuestra vida también puede irradiar Su amor y Su paz. Puede que nuestro rostro no brille como el de Moisés, pero las personas a nuestro alrededor notarán el fruto de nuestro tiempo con Dios: una fe renovada, una actitud transformada y una fuerza que no proviene de nosotros mismos, sino de Él.

Oración:
Señor, enséñame a buscarte con un corazón sincero y dispuesto. Ayúdame a encontrar en Tu presencia la paz, la guía y la fortaleza que necesito. Que mi vida refleje Tu amor y poder a los demás. Amén.

---