«Así hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.» – Éxodo 33:11
Moisés descendía del Monte Sinaí con las tablas de la ley en sus manos, pero antes de llegar al campamento, escuchó un bullicio que le inquietó. Su fiel ayudante, Josué, interpretó aquel sonido como un clamor de guerra, pero Moisés, con más años de experiencia, pensó que era solo una celebración. Lo que realmente sucedía era una crisis espiritual: el pueblo de Israel había desviado su adoración hacia un becerro de oro.
Josué, aunque más joven, tenía una percepción espiritual más aguda en ese momento. Vio lo que Moisés no había discernido de inmediato: había una batalla invisible en el campamento, una lucha por el corazón del pueblo de Dios. Este discernimiento fue clave en la vida de Josué, quien más tarde llevaría a Israel a la conquista de la Tierra Prometida.
Hoy, esa misma lucha sigue vigente en nuestras vidas. Hay guerras espirituales librándose en nuestros hogares, relaciones y corazones. A veces, lo que parece una simple discusión o un malentendido es, en realidad, un ataque del enemigo para sembrar división y desánimo. Necesitamos aprender a discernir las batallas invisibles y enfrentarlas con la autoridad de la Palabra de Dios.
Josué también mostró otro rasgo clave: su deseo de permanecer en la presencia del Señor. Después de que Moisés hablara con Dios en el tabernáculo, Josué decidió quedarse allí. No le importaba estar solo, ni la opinión de los demás. Su prioridad era estar con Dios.
🌿 Reto para hoy: Busca un momento a solas con Dios. Aparta al menos 10 minutos para orar y pedirle discernimiento espiritual en las situaciones que enfrentas.
🛐 Oración:
Señor, ayúdame a ver más allá de lo visible y a discernir las batallas espirituales en mi vida. No quiero ser guiada por mis emociones o por lo que otros digan, sino por Tu voz. Enséñame a permanecer en Tu presencia, a confiar en Ti y a no ceder ante la presión del mundo. En el nombre de Jesús, amén.

Mujer Virtuosa Devocional
Como hijas de Dios queremos ser reconocidas como mujeres virtuosas, la virtud es una cualidad de excelencia moral que impulsa a acciones rectas y dignas, y más cuando son impulsadas por el Espíritu Santo. Así lo expresó Dios a Ruth “Ahora pues, no temas, hija mía: yo haré contigo lo que tú dijeres, pues que toda la puerta de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.” Rut 3:11
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